miércoles, 27 de diciembre de 2017

Diez claves para la próxima generación de inversores: Los millennials

millennials
Los analistas internacionales coinciden en señalar que en 2018 se verán muchos avances destinados a preparar la economía para la llegada de los millennials, los nacidos a partir de 1980 y a los que también se conoce como generación Y. A diferencia de las generaciones anteriores, los millennials son nativos digitales, realmente mundiales, y están interconectados y marcados por la experiencia posmoderna de la incertidumbre y un sentido de responsabilidad colectiva.

Tienen diversos puntos de vista y enfoques sobre la banca y la inversión, así como diferentes expectativas y prioridades, por lo que se han establecido una decena de puntos que pueden marcar la pauta a seguir por la industria los próximo años:

Educación:
la educación brinda oportunidades. Hacer que la educación sea accesible para la mayoría de las personas representa un mercado extenso y en crecimiento, en el que el sector privado y la inversión con repercusiones sociales pueden desempeñar un papel junto a los gobiernos.

Viviendas asequibles: en muchos países, las viviendas son inaccesibles para una gran parte de la población. Debido a la urbanización y la migración, la necesidad de viviendas asequibles se está intensificando.

Genética aplicada: una expansión continua de nuestra comprensión del genoma, junto con las crecientes capacidades de edición del mismo, conducirá a nuevas terapias médicas. Estas aptitudes también se aplicarán en la industria, la agricultura y la energía.

Inteligencia Artificial/ Robótica: el progreso en la informática de alto rendimiento, los macrodatos y el Internet de las cosas se encuentran ahora en un punto de inflexión en el que las máquinas / algoritmos inteligentes pueden resolver problemas que anteriormente requerían inteligencia humana. Esto abre un gran nuevo mercado de TI.

Eficiencia energética: las medidas de eficiencia energética como el aislamiento de viviendas o los sistemas eficientes de calefacción y aire acondicionado ayudan a reducir de manera significativa el consumo de energía.

Cadena de bloques (blockchain): la cadena de bloques es una tecnología segura que permite a los participantes realizar transacciones sin una parte central de confianza. Por lo tanto, podría conducir a una economía más descentralizada y eficiente.

Agricultura vertical (agricultura de proximidad):
rehabilitar el espacio urbano para llevar la agricultura a las ciudades, utilizando técnicas como el cultivo de plantas en capas apiladas en vertical, la agricultura en interiores o su integración en estructuras existentes.

Futuro de la relación asesor-cliente en la banca privada:
la tecnología moldeará las futuras relaciones con los clientes a medida que los bancos ofrezcan servicios más holísticos, con la implementación de herramientas como el robot advice (o asesoramiento automatizado) o las aplicaciones de gestión financiera personal.

Soluciones de construcción modular:
las soluciones modulares en la construcción de viviendas ayudan a reducir los costes, los residuos y el tiempo gracias a la reproducción y la eficiencia.

jueves, 30 de marzo de 2017

Cinco claves financieras contra el cambio climático


El IEB ha presentado “Cinco claves financieras contra el cambio climático”, un estudio pionero sobre las claves financieras en favor de un nuevo modelo económico de bajo carbono que haga compatible el progreso con la sostenibilidad y el desarrollo con la conservación de nuestro entorno. Esta transformación implicará riesgos y consumirá grandes recursos financieros.

1.- El atractivo de las inversiones verdes en un contexto de bajos tipos de interés

El trinomio rentabilidad – plazo - volatilidad parece jugar a favor de la economía verde, al menos en términos relativos, respecto a otras alternativas. En una coyuntura de tipos bajos, la rentabilidad de los proyectos ligados al desarrollo sostenible resulta extremadamente atractiva. El tipo de interés medio a largo plazo en la OCDE viene situándose en los últimos 5 años entre el 0% y el 4%, mientras que las rentabilidades medias de los proyectos de la economía verde, alcanzan entre un 7%y un 12%.

Manuel Gómez Gutiérrez-Torrenova, el autor del estudio, explica que “la principal razón del incremento en la rentabilidad de estos activos es sin duda el alto grado de competitividad de las tecnologías sostenibles que ha reducido drásticamente los costes de inversión”.

2.- La transición no resulta tan cara y supone un gran negocio

El gran público asocia desarrollo sostenible con un alto coste, pero recientes estudios concluyen que esta transición, lejos de prohibitiva, parece más barata de lo estimado. Debido al incesante abaratamiento y evolución de ciertas tecnologías, el coste marginal de la transición a una economía verde resultaría prácticamente irrelevante.

Además, este escenario tiene transcendencia geopolítica, pues si el modelo de finales del siglo XX otorgó el papel protagonista a los países con grandes reservas de combustibles fósiles, la nueva realidad genera un nuevo tablero con menor dependencia y nuevas alternativas.

3.- Nuevos instrumentos financieros específicos

Proliferan nuevos métodos de financiación e instrumentos a disposición de los promotores y ejecutores de los proyectos relacionados con las políticas contra el cambio climático. La “financiación verde” supone una alternativa razonable para organizaciones tanto públicas como privadas que cobra especial relevancia en mercados altamente bancarizados como el español.

“El mercado de bonos verdes nació en 2007, siendo en su mayoría emisiones del Banco Mundial (BM) y la Corporación Financiera Internacional. Este mercado ha crecido sistemáticamente desde los 4.000 millones de dólares en 2010 hasta cerca de 70.000 millones en 2016” (Bloomberg y BM).
4.- El riesgo financiero sistémico de una transición tardía y brusca

Si la adaptación a una economía verde se produce de manera tardía y abrupta, la necesidad de abandonar el modelo productivo y de infraestructuras basado en combustibles fósiles implicaría un abandono súbito de determinadas tecnologías y modelos de negocio. Esto supondría una revaluación (devaluación) de activos y empresas que en la actualidad figuran en los balances del sistema financiero.

5.- Progresiva des carbonización de las carteras en el mercado de capitales

El mercado de capitales también se posiciona ya ante los nuevos riesgos y oportunidades. Algunos de las principales gestoras y fondos de inversión han comenzado una progresiva “des carbonización” de sus carteras, deshaciendo posiciones en activos ligados a actividades y recursos contaminantes.

Y lo hacen por la rentabilidad, escasa volatilidad y largo plazo de los activos sostenibles, pero también por la necesidad de mitigar riesgos relacionados con la exposición a activos varados o stranded assets.


miércoles, 25 de enero de 2017

Las pensiones no serían sostenibles ni con pleno empleo

pensiones
Alcanzar el pleno empleo tan solo compensaría aproximadamente una quinta parte de los efectos del envejecimiento demográfico. Esa es la principal conclusión de un trabajo realizado por José Ignacio Conde Ruiz en el que se revisan algunas propuestas frecuentemente ofrecidas como solución al problema de la sostenibilidad financiera de nuestro sistema de pensiones.

El autor concluye que ninguna de estas medidas puede evitar que la generosidad del sistema de pensiones, medida por su tasa de sustitución (el ratio entre la pensión media y el salario medio), se reduzca significativamente en el futuro y defiende la adopción de un modelo de cuentas nocionales como forma más equitativa de asegurar la sostenibilidad del sistema.

De acuerdo con las previsiones demográficas del INE, la tasa de dependencia de mayores (definida como el ratio entre la población en edad de jubilación y la población en  edad de trabajar) se duplicará en las próximas décadas. Esto hará necesario reducir a la mitad la tasa de sustitución del sistema de pensiones para mantener el gasto a un nivel no muy superior al de los ingresos por cotizaciones sociales.

Dada la magnitud del ajuste necesario, las soluciones propuestas serían insuficientes para valores alcanzables de los parámetros de interés. Así, alcanzar el pleno empleo tan solo compensaría aproximadamente una quinta parte de los efectos del envejecimiento demográfico.     

En cuanto al crecimiento de los salarios (y de la productividad) ha de tenerse en cuenta que este factor no sólo afecta a los ingresos del sistema sino también a las pensiones futuras, con lo que las posibles mejoras, además de modestas para valores realistas de las tasa de crecimiento de la productividad, serían en buena medida sólo transitorias.

Por otra parte, hay que observar que este factor contribuirá a mejorar la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones sólo en la medida en que se traduzca en caídas en la tasa de sustitución. 

Proteger las pensiones frente a la inflación (deshaciendo así el núcleo de la reforma de 2013) generaría un desfase entre ingresos y gastos superior a 7 puntos de PIB en unas décadas. Por lo tanto, no es posible restaurar la sostenibilidad financiera del sistema de pensiones únicamente aumentando las cotizaciones o los impuestos generales. Esta última vía, además, rompería el principio de contributividad que se pretende preservar.

Dado que la tasa de sustitución de las pensiones tendrá que disminuir, el debate sobre la reforma del sistema de pensiones debería centrarse en identificar aquellas medidas dirigidas a aminorar dicha disminución y a distribuirla equitativamente tanto entre las generaciones actuales y futuras de pensionistas como entre los integrantes de cada generación.

Para ello, una vía de reforma que se considera especialmente eficaz es la transición hacia un sistema de pensiones de reparto de cuentas nocionales y de contribución definida.