jueves, 18 de enero de 2018

El oro, defensa ante los impagos financieros y la pérdida de capacidad de compra

oro
Los analistas de la firma alemana Degussa consideran que el oro es una divisa que compite en las carteras con el dinero físico y que ofrece como principales ventajas la cobertura ante la pérdida de capacidad de compra o purchasing power de las demás divisas y ante los fallidos o impagos financieros.

Más en concreto, su experto, Thorsten Polleit señala que el metal precioso es una protección contra el boom provocado por los bajos tipos de interés y que su precio está relativamente barato “decently priced” en los 1.340 dólares por onza. 

Si bien no aportan un precio objetivo para el oro, si dan una horquilla de entre 1.248 (-7%) y 1.472 (10%) dólares de variación a doce meses y de 16 (-8%) y de 21 (21%) dólares en el precio de la plata.

Al considerar al metal precioso como una divisa, preguntamos al experto por las criptodivisas y si era o no una buena forma de protegerse en el Forex ante la volatilidad de las nuevas monedas alternativas. Polleit reconoció que las criptomonedas surgen de un proceso muy saludable que busca “good money” y las definió como un desarrollo maravilloso (“wonderful development”) pero que son pura especulación.

Desde un punto de vista macro, Polleit, espera que la economía mundial continúe avanzando en 2018, pero advierte que el actual boom que ha impulsado el dinero fácil con los excepcionalmente bajos tipos de interés aumenta el nivel global de deuda, lo que hará cada vez más difícil normalizar los tipos en el corto plazo.

Considera que esta situación genera una inflación que no se percibe en las estadísticas oficiales, pero sí en el precio de muchos activos, como las acciones y algunos inmuebles. También, que impulsa una toma de riesgos entre los inversores que buscan retornos. Así, las acciones suben sin que lo haga la volatilidad y crean una inflación que impulsa la generación de burbujas. 

En el mercado de divisas, el euro está sobrevalorado frente al dólar estadounidense y debería caer y, aunque la Reserva Federal vuelva a subir el precio del dinero, la tendencia de los tipos a largo hace pensar en que el banco central estadounidense no subirá el dinero por encima del 2%.

martes, 9 de enero de 2018

Tres gráficos clave que necesitas conocer para 2018

Perspectivas-macro-de-NordeaPerspectivas macroeconómicas de Nordea Asset Management (NAM) para 2018 por Witold Bahrke, estratega macro de Nordea.

2017 fue un año espectacular para las principales clases de activos, dado que la recuperación cíclica, tras los episodios de temor acerca del crecimiento en 2015-2016, ganó fuelle y la inflación se mantuvo en cotas moderadas. Como consecuencia inevitable, las condiciones monetarias se están empezando a endurecer, por lo que la era del dinero barato está tocando a su fin.

¿Qué implica esto para 2018? Por ahora, el nivel de normalización no es suficiente para mermar el crecimiento global y atajar el repunte de los activos de riesgo. Más adentrado 2018, ni la economía ni los mercados podrán desafiar a la gravedad por completo. Los obstáculos provenientes del plano monetario empiezan a incrementarse a medida que la Fed retira el mayor experimento de la historia monetaria reciente, lo que causará una mayor volatilidad y unas rentabilidades inferiores en comparación con 2017.

Por último, debemos estar atentos ante la posibilidad de que la renta variable alcance su punto máximo en el segundo semestre de 2018. Para que se produzca esta hipótesis, suelen ser necesarias dos condiciones: que la curva de tipos se invierta y que los diferenciales de crédito toquen fondo.

¿Qué dice «la Doctora Curva» sobre los riesgos de recesión y las cotas máximas en el mercado?

La curva de tipos estadounidense se ha aplanado de forma considerable en 2017. Esto ha llamado mucho la atención, dado que la curva constituye uno de los indicadores de recesión favoritos de los mercados. La inversión de dicha curva suele indicar que el país se acerca a una recesión. Y, como bien es sabido, los mercados bursátiles alcistas no mueren de viejos, sino más bien porque entran en recesión. Todavía nos encontramos a casi 60 puntos básicos de la inversión de la curva (véase Gráfico 1). En el momento de redacción del presente artículo, los riesgos de recesión son limitados, pero presentan una tendencia al alza, según nos indica la “Doctora Curva”.

Cabría preguntarse por qué deberíamos preocuparnos si la curva de tipos no está señalando una recesión. Pues bien, el aplanamiento de dicha curva refleja unas condiciones monetarias más restrictivas. Los tipos a corto plazo han aumentado (reflejo de los costes de financiación), mientras que aquellos a largo plazo (reflejo de las rentabilidades potenciales) se han mantenido estables.

Por tanto, la curva de tipos apunta a una reversión del ciclo crediticio, que se refleja en el descenso de la demanda de préstamos en el futuro. A no ser que el recorte fiscal de Trump logre revertir esta tendencia, el ciclo crediticio apunta a un menor crecimiento en 2018 y 2019.

US-Yield-curve
Una curva de tipos invertida suele señalar una recesión en un futuro no demasiado lejano. Este indicio es aún más evidente si los diferenciales de la deuda corporativa también marquen un mínimo en el ciclo. Si bien existen señales que apuntan a que los diferenciales de High Yield (HY) podrían haber alcanzado su punto más bajo, la pregunta es cuándo podría invertirse la curva de tipos. Dado que la inflación y el potencial de crecimiento probablemente se mantengan en niveles reducidos a medio plazo, creemos que existe un margen muy limitado de subida de los tipos a largo plazo en EE.UU., por lo que reiteramos nuestra visión, mantenida desde hace tiempo, de que la curva se aplanará aún más.

Si bien consideramos poco probable que la Fed suba los tipos tres veces en 2018, tal y como indican actualmente sus previsiones, con dos subidas podría ser suficiente para invertir la curva cuando nos adentremos en el segundo semestre de 2018. Si nos guiamos por la historia, este hecho apuntaría a una recesión a principios de 2019 y a un punto álgido de la renta variable en el tercer o cuarto trimestre del próximo año.

Este contexto también ilustra por qué un recorte fiscal de gran calado en Estados Unidos podría ser beneficioso a corto plazo, pero perjudicial con el tiempo. Un contexto de gran estímulo podría con toda seguridad forzar a la Fed a subir los tipos incluso más de tres veces, lo que, en nuestra opinión, adelantaría la inversión de la curva y una recesión en Estados Unidos. Si bien esto constituye un riesgo de caída, el mercado alcista podría beneficiarse de otro impulso si la Fed contrarrestase la inversión de la curva mediante un renovado programa de relajación cuantitativa, lo que volvería a inclinar la curva y disiparía los riesgos de recesión.

Se produzca dicha inversión de la curva o no, ha llegado el momento para los inversores de reducir la exposición en los mercados más vulnerables a unas condiciones monetarias más restrictivas, a un cambio en el ciclo crediticio y al aplanamiento de la curva de tipos. El segmento HY podría ser el primero en verse presionado en estas condiciones. La renta variable debería seguir arrojando rentabilidades aceptables hasta que la normalización monetaria empiece a hacerse sentir en la economía real, lo que podría producirse en el segundo semestre.

Preparémonos para el próximo ciclo de creciente volatilidad

El aplanamiento de la curva básicamente refleja el ajuste monetario, lo que, en última instancia, provoca la inversión del ciclo crediticio. Las condiciones monetarias excepcionalmente flexibles desde la gran crisis financiera han constituido un requisito para que la volatilidad se mantuviera en niveles reducidos tanto en los mercados como en la economía. Dado que la marea monetaria está remitiendo, esperamos que la volatilidad alcance niveles máximos y mínimos más marcados en 2018.

Una vez más, la curva de tipos nos ayuda a ilustrar este argumento, dado que su aplanamiento y, por tanto, el endurecimiento de las condiciones monetarias, debería incrementar la volatilidad en todas las clases de activos (véase Gráfico 2).


US-Volatility

En esencia, el aplanamiento de la curva de tipos y el aumento de la volatilidad reflejan la fase final del ciclo económico, lo que provoca que las tendencias macroeconómicas actuales se cuestionen cada vez más. Esto exige adoptar estrategias de inversión alternativas que sean ágiles y capaces de limitar las repercusiones o incluso beneficiarse de un posible cambio de las tendencias. Y es aquí donde las “liquid alternatives” entran en juego, dado que ofrecen diversificación a través de una correlación baja con el conjunto del mercado. Si se combinan con un enfoque de inversión centrado en las primas de riesgo, estas estrategias pueden incluso ofrecer nuevas fuentes de rentabilidad en momentos en los que las elevadas valoraciones indican unas expectativas de rentabilidad reducidas en las clases de activos tradicionales.

Lo que implican los elevados niveles de confianza para las rentabilidades futuras

La recuperación cíclica que se instauró a principios de 2016 y que ha funcionado a pleno rendimiento desde entonces ha dado lugar a unos datos de confianza económica extraordinariamente elevados en todo el mundo. Un ejemplo es el índice de confianza empresarial de la zona del euro (Gráfico 3). Si bien dichos niveles confirman la solidez cíclica, también se trata de un fenómeno típico de las fases finales del ciclo, dado que normalmente se da unos pocos trimestres antes del fin del ciclo económico.

Un motivo fundamental para esto reside en uno de nuestros puntos principales de nuestras perspectivas de 2018: la solidez de la recuperación está obligando a los bancos centrales a retirar los estímulos y, en algún momento, a endurecer su política. Claramente, la Fed va por delante en este proceso.

Asset-Returns
Este hecho podría ser incluso más importante en este ciclo que en episodios anteriores, dado que los estímulos monetarios probablemente hayan sido el catalizador más importante desde la crisis financiera. La eliminación o incluso reversión de este catalizador sería, como poco, un hecho decisivo. Si bien los elevados niveles de confianza no impiden que se produzca otro repunte en los activos de riesgo en los próximos meses o incluso trimestres, implican que los riesgos de caída están aumentando a medio plazo. Por tanto, podría ser un buen momento para recoger beneficios en los segmentos de mercado que han protagonizado un comportamiento estelar en 2017.

martes, 2 de enero de 2018

La inversión extranjera en M&A en España se dispara un 140% en 2017

La actividad de fusiones y adquisiciones (Mergers and acquisitions, M&A) en España continúa con la tendencia ascendente iniciada en 2015 gracias a una mejor coyuntura económica, el aumento de la inversión realizada por fondos extranjeros y una mejor situación financiera de las empresas tras los ajustes realizados en los años anteriores.

El número de operaciones ha experimentado un notable crecimiento durante 2017 según Thomson Reuters, al aumentar un 6% con un total de 1.214. El volumen de inversión en España por parte de inversores nacionales y extranjeros se ha disparado un 162% en relación al año anterior, al pasar de 48.000 millones de euros en 2016 a 126.066 millones de euros en 2017.

En relación al volumen de inversión exclusivamente extranjera en España en 2017, se ha incrementado un 140% en comparación con 2016, al superar los 50.000 millones de euros, según Thomson Reuters y supone en torno al 36% de la inversión total en España.

“La inversión en M&A en España ha continuado la tendencia alcista de los últimos años, gracias a las perspectivas positivas de la evolución económica y a las buenas condiciones de financiación. Asimismo, un alto volumen de liquidez, impulsado por el fuerte dinamismo de los fondos de capital riesgo, están impulsando la actividad de fusiones y adquisiciones en todos los sectores, destacando el industrial, ocio y consumo”, señala Ignacio Faus, consejero delegado de KPMG en España y responsable de Deal Advisory en la firma.

En cuanto a los sectores más activos en 2017, han destacado los sectores industrial, consumo y tecnología, seguido de los sectores regulados, energía, telecomunicaciones y financiero. El sector industrial ha protagonizado el mayor volumen de inversión, con 44.396 millones de euros, y 181 operaciones, lo que supone casi un 100% más que en el mismo periodo del año anterior.

Para Jorge Riopérez, socio responsable de Corporate Finance de KPMG en España y de M&A en la región de EMA,  “los datos positivos sobre la actividad de M&A en España contrastan con los datos de actividad en Europa y a nivel global que han registrado un descenso en el volumen de inversión de un 6 y un 4%, respectivamente, en relación al mismo periodo del año anterior, aunque a nivel global, el número de operaciones ha aumentado un 6% con respecto a 2016”.

Para Riopérez, “en 2018 esperamos que continúe la tendencia alcista gracias a la liquidez del mercado, a unas tasas de crecimiento económico muy positivas en nuestro mercado y a las buenas expectativas de crecimiento y rentabilidad de las empresas españolas”.